El sistema patriarcal marca los estereotipos que necesita para que siga
funcionando, es decir, la mujer debe ser: recatada, decorosa, y demás etiquetas
aplicables; y además, tiene que ser lo contrario al hombre y ser lo que él limite y asigne
dentro de su papel normativo: esposa de, mujer de, etc. Todos los estereotipos
aplicables a la mujer lo son en tanto y cuanto se refuerzan desde la sociedad, la religión
y la cultura.
(Párrafo extraído de mi trabajo de fin de Grado, "El debate del género en la cultura: la mujer como frontera", 2013).